Caminante son tus huellas el camino y nada más;
Caminante, no hay camino se hace camino al andar

Al andar se hace camino y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino sino estelas en la mar...

A. Machado

Portico de la Gloria

La catedral de Santiago de Compostela. El pórtico de la gloria.


Quizá uno de los elementos que más destacan dentro del extraordinario conjunto románico de la catedral de Santiago de Compostela sea el conocido como Pórtico de la Gloria, hoy cubierto por la fachada barroca del Obradoiro pero en un extraordinario estado de conservación lo que nos permite conocer además de las características más notables del arte románico tanto en arquitectura como en escultura, donde realmente destaca, gran parte de la cultura y sociedad de la época medieval, como tendremos ocasión de analizar más adelante en el capítulo referido a la decoración musical. El Pórtico de la Gloria está esculpido en granito en gran parte pero también hay mármol, las dos duras piedras típicas del entorno, por lo que su cantera no se hubo de hallar muy retirada. Un importante rasgo a destacar debido a que su impresión cambiaría bastante y sería aún más impactante es que en su origen estaba policromado enteramente y redefinido por ricos colores y con oro, lo que le otorgaría más majestuosidad si cabe.

El Pórtico consta de tres tramos y tiene tres bóvedas, presentando tres portales esculpidos a través de los cuales los pasillos de acceso llevan a las tres naves del interior de la catedral. El portal central, el más grande e importante en decoración, tiene un arquitrabe y está dividido en el medio por una columna, donde se levanta la estatua del apóstol Santiago, siendo el centro de toda la composición y hallándose a media altura entre los fieles que entran al nivel del suelo y la divinidad que se halla en el tímpano superior. De este modo el pórtico se compone de tres zonas bien diferenciadas, un gran arco central divido por un parteluz, donde se halla Santiago y dos arcos laterales, más pequeños. Cada una de estas tres zonas representa diferentes episodios con motivos que tienen como inspiración las Sagradas Escrituras. La estructura arquitectónica del Pórtico consta por lo tanto de tres plantas superpuestas y diferentes: Cripta, Pórtico y Tribuna, levantándose el pórtico sobre un rectángulo de diecisiete metros de largo por cuatro y medio de ancho y nueve y medio de alto.

Como el resto de la representación artística románica, tiene una importante función educativa y todos sus detalles son buscados y conseguidos para que a los peregrinos que arribaran a la catedral les supusiera una importante lección. Un ejemplo de ello es la disposición de los elementos decorativos dentro del pórtico, como lo son las esculturas humanas adosadas a las columnas de las jambas que enmarcan los tres vanos, representaciones de apóstoles, patriarcas y evangelistas enviados por Dios para difundir su mensaje, y que actúan como intermediarios en el camino de los peregrinos, a los pies del pórtico y de la catedral, hacia la divinidad, en la parte superior del pórtico o en el altar mayor de la catedral a modo de semejanza. Desde el punto de vista estilístico, en general suponen la cota más alta a la que llegó la plástica románica peninsular. Los personajes constituyen un grupo animado, en el que las distintas figuras, individualizadas en sus rasgos, se giran, conversan entre sí, e incluso sonríen, en una escultura donde la nota dominante es el naturalismo, diametralmente opuesto al realismo de las primeras manifestaciones del estilo.

De las tres puertas que conforman el conjunto, únicamente la central dispone de tímpano y en él se talló el Juicio Final, según el Apocalipsis. El conjunto se halla presidido por Cristo en majestad rodeado por la corte celestial y ángeles, la imagen se completa con la representación de los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, que tocan instrumentos musicales, a los cuales les dedicaremos especial mención. Quizás, uno de los aspectos que más llama la atención dentro de la complejidad y amalgama de representaciones del Pórtico, sea la variedad de instrumentos musicales, que lejos de asemejarse con la realidad contemporánea de las Sagradas Escrituras, son un muestrario magnífico de casi la totalidad de los instrumentos de cuerda de la Edad Media. Son por tanto instrumentos reales y un valioso testimonio que nos permite conocer cómo era, o al menos, cómo podía sonar la música de la época. Entre unos y otros, los ancianos tañen instrumentos pertenecientes a casi la totalidad de las familias de cuerda medievales, que se podrían catalogar, adoptando su denominación más frecuente en: Fídulas ovales, Fídulas en ocho, Arpas, Salterios, Cítaras, Laúdes y Organistrum Dada la fidelidad con la que fueron representados hasta en sus más mínimos detalles, estos instrumentos se han podido reproducir en nuestro tiempo. Así se ha contribuido de modo más efectivo al conocimiento de la música de la Edad Media.

De una manera más detallada y a nivel iconográfico, el Pórtico presenta varias partes y su conjunto merece ser analizado en el detalle parte por parte. Empecemos con la descripción de su parte más importante, o sea, el arco central. El tema como ya adelantamos es el Juicio Final, representado en todo el tímpano, que a su vez se divide en dos partes debido al parteluz. La composición está dominada por la figura sedente e hierática, de unos tres metros de altura, del Pantocrátor, mostrando a los fieles las manos, los pies y el costado heridos, presenta un rostro sereno y su postura y ropaje dan un aspecto de fuerte realidad y humanidad a toda la figura. A los dos lados de la figura se encuentran dos pequeños ángeles que inciensan al Dios. Agrupados alrededor del Cristo se encuentran los tetramorfos, los cuatro evangelistas San Juan y San Mateo arriba y San Lucas y San Marcos abajo, cada uno de ellos está acompañado por el animal que lo representa y están representados en el acto de escribir los evangelios. Cada evangelista presenta su símbolo tradicional sobre el cual escribe su Evangelio: el águila, el toro y el león, menos San Mateo que lo hace encima de un cofre debido posiblemente al hecho de que el santo fue en vida recaudador de impuestos. A los lados de los evangelistas se encuentran ocho ángeles, cuatro por cada lado, los cuales llevan consigo los objetos de la Passio Christi: la cruz, la corona de espinas, la lanza con los cuatro clavos, la columna en la cual fue flagelado Jesús, los látigos, la caña con la esponja, la jarra donde se lavó las manos Poncio Pilatos y finalmente un pergamino, de significado todavía desconocido. Encima de los ángeles se encuentran cuarenta figuras en acto de oración, con libros en las manos y todos con la mirada fija en el Dios, se trata de la Turba Caelesti y que representa el pueblo de Isaías, Pablo y Juan del que hablan las escrituras sagradas. En el arquivolta(8) se encuentran los veinticuatro ancianos descritos en la Apocalipsis, emparejados de dos en dos, excepto el que hace el número once de la derecha, el cual no conversa con su vecino, que tiene la cabeza vuelta hacia el lado opuesto, sino con el décimo cuarto que le hace bis. Estos ancianos son el símbolo de las veinticuatro castas sacerdotales del templo de Jerusalén, y cada una de estas figuras lleva consigo un instrumento musical. . En cada lado del tímpano hay un ángel que levanta una figura con una tarjeta y junto a ellos hay otro por cada lado, el de la izquierda conduce dos pequeñas figuras hacia Dios mientras que el de la derecha lleva cuatro niños.

En el parteluz nos encontramos con la figura sedente de Santiago Apóstol ornado con el bastón de peregrino, y en la mano lleva un pequeño pergamino donde se puede leer Misit me Dominus (Me envió el Señor). El santo está delimitado por arriba y abajo por dos capiteles: el superior representa las tentaciones de Jesús mientras que el inferior las figuras de la Santísima Trinidad. En la columna del parteluz se representa también la genealogía de Cristo que tiene como referencia la profecía de Isaías: “Brotará una vara de la raíz de Jessé y de esta raíz subirá una flor”. Es la representación del árbol de Jessé, el árbol genealógico de Jesús, sobre el que se ejecuta uno de los actos tradicionales de entrada a la catedral, es común entre los peregrinos pasar la mano por entre las cavidades del árbol y recitar cinco oraciones. Al pie de la columna que da hacia el Altar Mayor de la Catedral, está la figura arrodillada del Maestro Mateo con un cartel con la inscripción Architectus. Sobre esta obra hay varias leyendas pues al parecer fue reprimido por su soberbia, ya que quería situarse en el tímpano superior, consciente de su gran obra y que de con ella alcanzaría la gloria. Es costumbre que los visitantes de la catedral golpeen su cabeza contra la del personaje de piedra, con el fin de que se les transmita así su inteligencia y sabiduría. Esta práctica era común especialmente entre los estudiantes en vísperas de exámenes, razón por la cual es conocida con el apelativo de Santo dos Croques o Santo de los Coscorrones En las columnas de la puerta central y en la de las dos puertas laterales, a modo de intermediarios entre los dos mundos que ya comentamos, el mundano y el divino, aparecen representados apóstoles y profetas, los cuales se identifican con un cartel en el que está escrito su nombre. Junto a ellos también se representan una serie de escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, además de algunos motivos vegetales.

A modo de conclusión, podemos afirmar que el conjunto monumental del Pórtico de la Gloria creado como entrada occidental y principal de la catedral es uno de los más grandes monumentos medievales del mundo, siendo centro del peregrinaje en su tiempo y todavía hoy. De hecho, su realización se produce para atraer a los fieles para que actúen de manera correcta a lo largo de toda su vida siguiendo las directrices de Dios, por lo que la función didáctica será muy fomentada.

Por otra parte, está claro que la obra no pudo realizarla un solo hombre, sus limitaciones físicas lo impiden, por lo que tuvo que ser un taller dirigido por el propio Mateo. Este hecho se corrobora con las diferencias de calidad en las esculturas ya que no todas nacieron del mismo cincel, ocupándose Mateo del Pantócrator y de las figuras de las estatuas columna mientras los ángeles y evangelistas del tímpano parecen ser obra de discípulos del taller.

También es muy importante juzgar el papel que representa el conjunto del Pórtico y de la catedral en general dentro del arte románico. El maestro Mateo presenta una nueva innovación en la escultura al llevar a cabo figuras con un naturalismo extremo, tanto en sus gestos como en sus vestimentas u objetos inanimados; Presenta un nuevo gran paradigma que nos empieza a alejar del románico pleno y nos va mostrando la senda del naturalismo gótico Es aquí cuando por primera vez el escultor medieval busca el humanismo y trata de representar algo más de la simple roca, llegando incluso las inertes piedras a “hablar” y transmitir sentimientos.