Historia de la Catedral de Santiago
La construcción de un sitio destinado a rendir culto a los restos del apóstol Santiago, tiene sus raíces en torno al siglo II, en un mausoleo pagano de Compostela (Campo de Estrellas) que contenía los restos de dos mártires cristianos. Este edificio sepulcral, despertó el interés del obispo Teodomiro, quien en torno a 829, identificó los restos como pertenecientes al apóstol Santiago y a dos de sus discípulos, Atanasio y Teodoro.
Tras realizar el descubrimiento Teodomiro y el rey Alfonso II el Casto propiciaron la fabricación de una capilla y una casa monacal, en principio muy sencillas, pero con el paso del tiempo, la edificación fue ganando en dignidad, hasta llegar a la majestuosidad actual.
Otro obispo, Sisnando I y Alfonso III el Magno, influyeron en su evolución arquitectónica.
Durante un tiempo, por decisión del papa Nicolás I, la iglesia sirvió de concatedral junto a la de Iria Flavia, pero fue el 5 de diciembre de 1095 cuando por fin los fieles pudieron conocerla como la gran catedral de Santiago. Siguiendo el patrón de la época, una cruz latina con tres naves en cada uno de los brazos sirvió de estructura a la planta. La obra culminó el Románico, pero como siguieron produciéndose reformas y construcciones, quedó abierta a los estilos que traían los nuevos tiempos.
La construcción de la Catedral comenzó en torno a 1075, promovida por el obispo Diego Peláez. Tras derruir una parte de las antiguas construcciones, el sepulcro pasó a figurar en el presbiterio y más tarde, bajo el auspicio de Diego Gelmírez, el cual impulsó las obras del primitivo claustro, los trabajos se mantuvieron de forma intermitente, hasta quedar completada en 1105.
Como bien hemos dicho, se llevaron a cabo diversas obras que se dilataron casi ciento cincuenta años y tienen dos momentos fundamentales, en torno a 1075/1077-1122, cuando se inician las obras y el período comprendido entre las últimas décadas del XII y principios del XIII, cuando entra en escena el maestro Mateo.
En 1168 dicho Maestro Mateo comenzó a dirigir las obras, ocupándose del Pórtico de la Gloria. Según dice de él Caamaño, «El gótico se introduce en Galicia con la obra del Maestro Mateo en la catedral de Santiago, donde se hallan las primeras bóvedas de ojiva fechadas con certeza». De la formación anterior o procedencia de Mateo no se tienen datos, pero los indicios apuntan a que experimentó una destacada trayectoria profesional en el Camino de Santiago, especialmente en el del territorio francés. Su nombre aparece por primera vez en 1168, en un documento por el cual Fernando II le contrataba para dirigir las obras de la Catedral, encargándose del Pórtico de la Gloria. Una inscripción con el año 1188 y su nombre dan fe de su autoría.
Esta obra, considerada ejemplo del protogótico, tendría importantes repercusiones en la historia del arte y el desarrollo de la escultura. En este monumental conjunto se alterna la influencia francesa con elementos arquitectónicos y decorativos típicos de la cultura hispánica y gallega. A modo de anécdota cabe señalar que se ha llegado a identificar la escultura situada a los pies del parteluz, conocida popularmente con el Santo de los Croques y donde los fieles se golpean la cabeza, con el propio maestro Mateo.
Expresará su propuesta de forma escrita en el famoso "Informe sobre la construcción de varias obras en la catedral de Santiago de Compostela", donde expone una nueva estética y muestra todavía una formación clasicista, por su respeto por los órdenes o las proporciones, las referencias a la simetría o a los tratadistas como Vitruvio, pero todo ello hemos de considerarlo en relación con la idea de un engrandecimiento de la basílica, la búsqueda de unos efectos ópticos insólitos y un dominio ornamental ya barrocos. Propuso la construcción de un baldaquino sobre la tumba apostólica y consideró necesario remodelar exteriormente la catedral, comenzando por la cabecera; en la fachada occidental propuso igualar la altura de las torres y rematarlas con chapiteles, pero la obra quedó inacabada al centrar su interés en la Quintana. esta obra quedó inconclusa ya que el fabriquero centró su interés en la Quintana, que encomendó a José de la Peña de Toro y el baldaquino por él trazado y en el que a lo largo de veinte años trabajarán distintos maestros de obras hasta hacerse cargo de él Domingo Antonio de Andrade, el mejor traductor a la arquitectura de las ideas de Vega y Verdugo. Esta reforma de Vega y Verdugo, en 1660 eliminó los restos del antiguo cenotafio, por lo que la mejora arquitectónica trajo una pérdida arqueológica.
Se sabe que sobre el triforio hubo una fortaleza, que desapareció en 1602, gracias al arzobispo don Juan de San Clemente, quien además garantizó el uso del Botafumeiro, aunque prescindiendo de las muy aparatosas vigas que lo sostenían en aquella época.
En lo referente a las capillas, en sus inicios, el templo tuvo nueve, que luego alcanzaron el número de dieciséis. Estos espacios también sirvieron para distribuir el tesoro catedralicio.
La Capilla de las Reliquias, diseñada y erigida por Juan de Álava en 1521, se mantuvo en funcionamiento la Sala Capitular hasta 1614. Dos décadas más tarde, Bernardo Cabrera completó el retablo y en 1641 ubicaron ahí las reliquias. El incendio de 1921 dañó la obra de Cabrera, aunque no afectó a las reliquias, por lo que las autoridades eclesiásticas encargaron otro a Rafael de la Torre.
En cuanto a los arreglos contemporáneos, la Cruz de Alfonso III el Magno, otorgada 879, lució en el Altar hasta 1906, cuando fue robada y se encargó una copia. La capilla sirve de panteón real, donde están enterrados, entre otros, Fernando II y Alfonso IX.
En cuanto al exterior de la Basílica, la fachada del Obradoiro se reformó en el siglo XV. Una vez apuntalada en su nuevo eje la Torre de las Campanas (1667-1670), el segundo cuerpo de estilo románico cedió espacio a un ingrediente gótico. Quien introdujo nuevas enmiendas fue Domingo de Andrade, autor del Pórtico Real de la Quintana (1695), iniciado por José Peña de Toro. Más tarde, José Vega Verdugo diseñó otra reforma, pero ésta no convenció al Cabildo. Desde 1738 hasta 1750, Casas y Novoa llevó a término una fabulosa creación arquitectónica en el Obradoiro, esencial para definir el actual carácter de la basílica. En 1758 Lucas Ferro Caaveiro edificó la fachada de la Azabachería.
En la Fachada de las Platerías aún se puede observar el vestigio de la antigua fachada de la Azabachería. A un lado, se encuentra la torre del Reloj, que fue construida en el siglo XIV por Rodrigo del Padrón, fue reformada en el XVI y Domingo de Andrade dio forma a la parte superior, donde se alojó desde 1833 el reloj compuesto por Andrés Antelo.
La Catedral sería una iglesia de grandes dimensiones realizada en piedra y que consta de una planta basilical, que conforma una cruz latina de tres naves y transepto de igual traza, cuyos brazos alcanzan un desarrollo que no suele ser frecuente en el románico.
Las tres naves se componen de una central y dos laterales, la central posee un ancho de 10 metros y alcanza una altura de 22, cubriéndose con bóveda de cañón, sin embargo, las naves laterales son de menor altura compuesta por unos muros de 5 metros de ancho que lo hacen con bóvedas de aristas. Sobre dichas naves laterales se alzan tribunas que asoman a la nave central mediante arcos y ventanas geminados, estas tribunas están cubiertas por bóvedas de cuarto de esfera. Sus elementos constitutivos son pilares cruciformes, que posee una serie de columnas adosadas en los frentes, arcos de medio punto peraltados y bóvedas de cañón recorridas por fajones. Sus vanos exteriores proporcionan iluminación a la parte superior de la nave central, lo que contrasta con la mayor penumbra de la zona inferior.
El alzado es un acierto arquitectónico ya que está formado por arcos de medio punto peraltados donde se alternan pilares cruciformes con medias columnas adosadas y columnas circulares, y con cada arco están relacionados unos hermosos ventanales. Sobre las naves laterales y las del transepto se dispuso una tribuna que contrarresta el empuje de las bóvedas de cañón de la nave central de casi 22 metros de altura.
Luego tendríamos el transepto, éste se organiza también en tres naves en cuyos extremos se abren portadas al exterior. En uno de sus lados mayores este transepto presenta cuatro absidiolos, dispuestos dos a cada lado de la cabecera y sobre el crucero se alza un cimborrio. En el transepto se alzan también tribunas sobre las naves laterales.
La cabecera de la catedral es románica y presenta grandes dimensiones, está formada por la sucesión de capillas y puertas asimétricas e irregulares, en ella se dispone de una girola con cinco capillas radiales en los absidiolos, de las que la central presenta en su interior una forma absidada, mientras que en el exterior se cierra con testero plano. Estas capillas radiales permiten rodear el altar mayor para visitar ordenadamente la tumba, que se encuentra en la parte central, y que permite la peregrinación sin necesidad de interrumpir los oficios religiosos que se realizan dentro de la catedral. En su parte externa la cabecera presenta un relieve cuyo fin era ornamentar y estructurar el espacio
Cada uno de los brazos de la cruz está rematado por grandes portadas llenas de imágenes, de las que conservamos:
Portada de Platerías- Portada meridional: Portada de Platerías
- Portada occidental: Pórtico de la Gloria
- Capilla del Cristo de Burgos: compuesta por una planta de cruz griega, presidida por un crucifijo datado en el s. XVIII incluido en el retablo
- Capilla de la comunión: se encuentra en el mismo espacio desde el s. XV, no ha crecido, se accede a ella a través del nártex donde se conserva una imagen gótica de la Virgen del Perdón. Es una capilla de planta circular y con una cúpula sustentada a través de 8 columnas y la cual tiene un gran óculo que comunica con el exterior.
- Capilla de Santa Catalina: se encuentra junto a la puerta de la Azabachería, está en la ocupación original del Panteón Real, que fue trasladado en el s. XVI. El retablo que presenta es del s. XVIII.
- Capilla de San Antonio: también se encuentra junto a la puerta de la Azabachería y posee un retablo del s. XVIII
- Capilla de San Andrés: su utilización inicial en el s. XVII era la de cuarto de guardias, pero a finales de dicho siglo se transformó en capilla, su retablo es de principios del s. XVIII
- Capilla de la San Nicolás: desde el s. XVII es vía de tránsito de la Corticela, es una de las pequeñas capillas absidiales de la catedral románica, era la llamada “Parroquia de extranjeros” donde se pueden ver distintos elementos arquitectónicos muy originales.
- Capilla de Corticela: fundada en el s. IX, en cuyos inicios estaba separada de la catedral pero posteriormente en el s. XVIII se uniría a través de un pasillo, la capilla fue reedificada en el s. XII
- Capilla de Sancti Spiritus: es una capilla que se encuentra vinculada a la familia Moscoso, cuyas armas coronaban y decoraban la portada de dicho lugar, en ella se encuentran varias personas enterradas. Está decorado con una serie de pinturas murales del s. XVI, posee un retablo del barroco de la Soledad con el que se cerraba el transcoro de la Catedral
- Capilla de Prima: capilla del s. XVI que ocupa dos tramos de la catedral románica, destaca su retablo que se encuentra decorado por una imagen de la Inmaculada y por un relieve del Descendimiento
- Capilla de Santa Fe: capilla de planta poligonal formada por una sucesión de medio punto en cada uno de sus tramos. Posee un retablo renacentista presidido por la Virgen del Buen Consejo, con Santiago y San Bartolomé a los lados
- Capilla de San Juan: su estructura románica inicial fue modificada para ampliar la capilla en su cabecera durante los s. XVI – XVII, por eso entre la bóveda primitiva y la nueva se abre una linterna de formas propias del barroco de Santiago, en su retablo se representan escenas de la vida de Dan Juan, modificado en el s. XX
- Capilla de los España: fundada a finales del s. XIII aunque su estructura actual es del s. XV, está presidida por una talla barroca que preside un retablo neogótico de inicios del s. XX, sobre el arco de acceso de la capilla hay unas cruces de consagración de la Catedral en el s. XIII
- Capilla del Salvador: es la capilla central de la girola, en los capiteles de la entrada se puede leer una inscripción que data su construcción en tiempos del rey Alfonso (s. XI). Dispone de un retablo de piedra policromada del s. XVI en el que preside una imagen gótica del Salvador donde muestra sus llagas.
- Puerta del Perdón: abierta en el s. XVI abierta sólo en los años santos. Se encuentra flanqueada por dos imágenes procedentes del coro Pétreo del Maestro Mateo
- Capilla de San Pedro: mantiene casi intacta su fábrica medieval, situada junto a la puerta Santa, en esta hay una serie de pinturas murales descubiertas en 1998 tras procesos de restauración de la capilla.
- Capilla de Mondragón: posee un retablo realizado en Sevilla en terracota donde se presenta la Lamentación ante el Cristo muerto
- Capilla del Pilar: fue concebida como la nueva sacristía de la Catedral. Destaca por una gran riqueza de ornamentos y materiales, en el que se ha usado el mármol y el jaspes, sobre todo para el retablo, está formada por una cúpula octogonal que posee una decoración xacobea y heráldica.
- Baptisterio: situado en el ángulo sudeste de la Basílica, es una pila prerrománica, sobre su muro sur hay un calvario gótico del antiguo transcoro de la Catedral
- Capilla Mayor: a pesar de sucesivas obras, esta capilla conserva su forma románica que se encuentra condicionada por acoger a la tumba del apóstol, está formada por dos elementos principales:
- Platal barroco: enmarca la imagen en piedra de Santiago Sedente (s. XIII), revestido con una esclavina de plata
- Baldaquino, se accede a esta capilla a través de un crucero, donde se encuentran púlpitos de bronce
- Sacristía: se accede a ella a través de la portada de la Plata que pertenece al conjunto del claustro. Está compuesta por bóvedas de crucería, y guarda las mejores pinturas de la catedral.
- Tesoro: fue la capilla de las reliquias hasta que fue trasladado en el s. XVII, está presidido por un retablo neorrenacentista, en los laterales del altar se encuentra un tríptico regalado por Orense en 1953, también posee un retablo policromado donde se presenta la vida de Santiago. El tesoro es un espacio rectangular cubierto de bóvedas de crucería asentadas sobre ménsulas, en los lunetos hay una serie de pinturas murales,
- Antetesoro: vestíbulo con bóvedas nervadas que comunica el interior de la Catedral con la Capilla de Reliquias
- Capilla de las reliquias y Panteón real: espacio abovedado con influencias del gótico francés. En el s. XVII se convierte en capilla de Reliquias presidida por un retablo manierista de 1630 perdido en un incendio en 1921, el actual es un regalo de la emigración gallega en Cuba, es de madera de cedro y en él se exponen piezas de orfebrería del patrimonio de la catedral.
- Capilla del Alba: está en el extremo noroeste de la Claustro fundada en 1529, su retablo representa la Transfiguración.
- Claustro: uno de los principales de España, es de mediados del s. XVI
- Objeto clave ligado igualmente a la peregrinación es el tradicional botafumeiro, que se encuentra instalado en el crucero de la Catedral.
La fachada de las Platerías es la fachada meridional del crucero de la Catedral de Santiago de Compostela. La plaza de Platerías está delimitada por la catedral y el claustro en dos de sus lados. Contigua a la catedral está la Casa del Cabildo. Esta fachada tiene adosada a su izquierda la Torre del Reloj, también conocida por Torre de la Berenguela (en recuerdo de quien la mandó construir, el arzobispo Berenguel de Landoria). Se edificó entre 1103 y 1117 y contiene, además de los relieves románicos originales, otros procedentes de una puerta que nunca se llegó a edificar y de la fachada del Paraíso. La fachada de las Platerías sufrió un incendio en 1117 durante un ataque de los burgueses contra Diego Gelmírez y otro a mediados del siglo XV. El arquitecto Domingo de Andrade añadió importantes modificaciones, convirtiéndola en una de las obras más señaladas del barroco compostelano, cuando se derribó la fachada norte o del Paraíso En 1884 Antonio López Ferreiro colocó en esta portada una serie de estatuíllas que procedían del coro del Maestro Mateo. La fachada de las Platerías debe su nombre a los obradores de plata que existían en el lugar.
Su inusual doble puerta la impone la estructura interior y la amalgama de sus relieves, en los que intervinieron los mejores escultores hispanos de hacia 1100. En sus muros se narra un ciclo completo de Redención, que se inicia en el tímpano de la derecha con escenas alusivas a la naturaleza humana de Cristo: Nacimiento, Anuncio a los Pastores y Adoración de los Magos en el registro superior; y Prendimiento, Jesús atado a la columna, Flagelación y Coronación de espinas, en el inferior.
La naturaleza divina queda reservada al tímpano de la izquierda en el que, al lado de un cumplido catálogo de las Tentaciones a las que fue sometido Cristo durante los cuarenta días de ayuno que pasó en el desierto, se ofrece un verdadero ejemplo de vida para los hombres: el castigo que espera a los lujuriosos, simbolizado en el relieve de la mujer adúltera. Presiden las figuras del Salvador y el colegio apostólico, primeros encargados de la transmisión del mensaje redentor a toda la humanidad, dispuestos a modo de friso en la parte alta de la composición. Todavía podemos identificar sin dificultad otra serie de placas adosadas tanto en las jambas de las puertas como en la parte alta, y que pertenecen a escenas del Génesis. Gracias a las descripciones proporcionadas por el Calixtino podemos afirmar que estos relieves de la Creación de Adán, Creación de Eva y Expulsión del Paraíso formaron parte en otro tiempo del programa iconográfico que ornamentó la desaparecida Puerta de la Azabachería. Junto a ellas, se encuentra la figura más elegante del conjunto: una magnífica imagen del rey David tañendo un instrumento musical, sentado y con las piernas cruzadas en una postura singular que rompe la frontalidad y conquista el espacio reservado para el espectador. El friso lo preside una magnífica imagen de Cristo bendiciendo, obra temprana del siglo XIII. A su derecha y bajo él, unas figuras de reluciente mármol blanco estaban destinadas a la fachada occidental donde el Calixtino dice que iría la Transfiguración , aunque ya se colocaron aquí en 1117. La expulsión del Paraíso, figuras de apóstoles, una sirena, un centauro y otras muchas completan este hastial cuyas ventanas presentan arcos lobulados con amplias arquivoltas del XIII. Más arriba una Anunciación, formada por un ángel del XV y una Virgen de finales del XII.
Ambas portadas quizá estaban concluidas hacia 1110-1112. Son los primeros ejemplos de portada historiada conocidos en la península ibérica.
Fachada de la Azabachería
Da a la Plaza de la Inmaculada o Azabachería. Debe este popular nombre al gremio de los azabacheros que tanta fama dieron a la artesanía compostelana. Aquí se halló la original puerta románica, llamada Puerta del Paraíso o Francígena, principal entrada de los peregrinos, donde se desprendían de sus ropas a los pies de la "Cruz d'os Farrapos", que tomaría su nombre de los harapos que allí dejaran los peregrinos. En el siglo XVII (1738) debido a un incendio se desmanteló la antigua portada románica. Hoy ha sido sustituida por la fachada neoclásica que inició Lucas Ferro Caaveiro, pero la intervención de Ventura Rodríguez aconsejó, para introducir las reformas sugeridas, que se encargara a su discípulo Domingo Lois Monteagudo, que no pudo sustraerse a la influencia romana en el cuerpo superior y remates. Técnicamente no la conocemos, sólo conocemos las esculturas que se salvaron y que están colocadas en Platerías. Están relacionadas con el Génesis, como la creación de Adán y Eva, los profetas del Antiguo Testamento, el rey David o el rey Salomón. Estas figuras están colocados en una especie contrafuertes que enmarcan el crucero, y que dan acceso a la portada de Platerías. Usan los cánones alargados y como son figuras que corresponden al siglo XI son poco avanzadas aunque usan recursos para dar profundidad: Aparecen sentados y las piernas forman un ángulo recto, eso le da profundidad, los pies también están cruzados cuando las figuras están de pie parece que van a caminar, por ello se vinculan con las del maestro de Silos y S. Isidoro. Los plegados aparecen un poco más avanzados y más abultados. Los rostros son individualizados. Los ojos tienen el iris excavado y encima llevan una pasta, para dar sensación de vida y naturalismo. Todas las figuras estaban policromadas.
Fachada este o de la Quintana
A diferencia de Plaza de Obradoiro, esta plaza se destaca por su sobriedad y predominio de imponentes piedras. Conectada con la plaza de las Platerías por una escalinata y la Torre del Reloj o Berenguela. Dividida en dos niveles: Quintana de los Muertos (abajo) y Quintana de los vivos (encima). Tiene dos puertas:
- Puerta Santa, (la más cercana a las escalinatas) generalmente cerrada con una reja. Fue una de las siete puertas menores y estuvo dedicada a San Pelayo (cuyo monasterio está justo enfrente). La función que tiene ahora data del S. XVII, cuando se concedió a la catedral el privilegio del jubileo. Sobre la puerta está Santiago y a sus costados sus discípulos Teodoro y Atanasio esculpidos por Pedro del Campo en 1694. A ambos lados de la puerta están colocadas veinticuatro estatuas sedentes de Apóstoles, patriarcas y profetas, todos ellos procedentes del coro románico del maestro Mateo, que fue desmantelado. Por esta puerta se accede a un pequeño patio y al fondo está la verdadera Puerta Santa por la que se entra al ábside. Se abre el 31 de diciembre del año anterior al Año Santo. El privilegio del Año Santo data del siglo XII, mediante bula del papa Alejandro III, sobre una idea anterior del papa Calixto II, y se celebra cada vez que el 25 de julio (festividad de Santiago) coincide en domingo.
- Puerta Real, donde se sitúa la popular "Berenguela" o Torre del Reloj, que aunque fue iniciada en el 1316 fue renovada en el s. XVII, constituyendo una excepcional torre barroca. Es atribuida a Domingo de Andrade y fechada en 1700, tiene un enorme vano adintelado que permite pasar a los gigantes que animan las fiestas del apostol. Encima va el escudo real que le da nombre y, más arriba, se aprovecha como balcón el entablamento, detrás un escenográfico pedestal sostuvo un Santiago ecuestre.
Sobre las escaleras de la Quintana está la Puerta de los abades o de la Corticela , de 1662, con el escudo del arzobispo Carrillo.